Exit

Por: Elaine Díaz Rodríguez

Hace unas semanas tenía una idea revoloteando en la cabeza. Revisando mi página de Facebook me sorprendía, cada vez con más frecuencia, la presencia de mis amigos del preuniversitario dispersos por el mundo. Ale, en la torre de Eiffel, Yeney, en algún lugar desde donde «está reuniendo dinero para poder ir a Cuba de vacaciones», Laura, en New Jersey, Carlos, en una gira universitaria por toda Europa… Ya le había puesto título: Generación dividida, pero alguien se me adelantó en la descripción de sus nostalgias, y entonces dejé la idea en el olvido.

Hoy retomo aquel viejo escrito. La idea de decirle adios a alguien, por no sé cuánto tiempo, me resulta nauseabunda. Comencé a pensar este post camino al aeropuerto. Sin papel ni lápiz, solo pistas, imágenes del tiempo que había pasado, recuerdos…

Anoche tuve que llevar mi segundo alumno al aeropuerto. Como todos conocen de uno de los post que escribí en agosto, este año estoy impartiendo clases en Tarará a los estudiantes chinos. Anoche, Anselmo, uno de esos estudiantes que te hacen estallar de rabia o de alegría con la misma facilidad, salía por la puerta del Aeropuerto Internacional José Martí.

Del día de ayer me quedan tantas cosas, que por un momento mandé al diablo todas nuestras macro-miserias compartidas en la red, para regresar a ese lado humano y tierno que todos tenemos. Anoche no me importaba la crisis económica mundial. Tampoco las largas y agotadoras discusiones sobre si hay o no represión en Cuba. Anoche quería grabar cada palabra que dijo mi primer estudiante.

Anadaba solo. Casi no hablaba. Cazaba mariposas como el niño de José Martí y las soltaba literalmente entre unas rosas amarillas que adornaban la plaza de formación. Adoraba la playa y saltaba cercas buscando llegar al faro del Morro. No escribía jamás en clases. Tenía la mirada triste y la sonrisa tímida. Oía música en cualquier momento. Laura Paussini era su preferida.

Anoche, antes de irse dijo: «Cuando llegué a Cuba, quería aprender español por Laura Paussini, cuando regrese a la Universidad de Beijing, aprenderé español por ti».

De Anselmo me queda un diccionario de chino – español con una dedicatoria en inglés: I will miss you so much. Me queda la rabia y la impotencia de los primeros días cuando llegaba tarde y no hacía las tareas. Me queda la nostalgia al no tener que ir a despertarlo esta mañana en su dormitorio. Me queda una carta inmensa escrita con los caracteres del mandarín para «cuando algún día aprenda esa lengua».

Pero, sobre todo, me queda la última mirada, esa mirada de miedo, de ingenuidad, cuando tuvo que cruzar la puerta de exit en el aeropuerto. Quizás sea la única persona que he conocido que, después de poner en orden sus papeles, pidió regresar atrás, una vez más, cuando ya era imposible, para decir Adios.

7 Comments

  1. Eli,

    Creo que a mi me pasó parecido cuando fui instructor educativo con estudiantes venezolanos en la Allende. Muchos días estaba muy molesto por sus inevitables indisciplinas, muy propias de los estudiantes en régimen interno, pero el día de la despedida fue duro y difícil, porque que coño, le cojí mucho cariño a esos chiquillos

  2. No fui instructor, pero me paso lo mismo el dia que sali de mi trabajo, donde deje amigos y gente que me queria y otras no, pero que extra~no, por que estuvimos juntos muchas veces y no te puedo decir lo triste que fue cuando cruce, por la aduana, nadie lo noto, pero deje atras parte de mi vida, que le cogi cari~no y amor, es algo que nuncas superaras,

  3. Realmente me conmovieron tus palabras y más cuando estamos en el mismo lugar, ni siquiera he pensado cuando me toque a mi, pero pienso que eso que sentiste es muy profundo, no obstante se les llega a coger mucho cariño a esos muchachos aún cuando te sacan de paso.

  4. Eli:

    La nostalgia es un saco roto donde echamos pedazos de nosotros que nunca más volveremos a ver, extrañas aves inquietas que no cesan de acechar a la memoria, insondables abismos de añoranza cavados con las manos del amor diario, ese que construimos casi por instinto, casi por dolor.

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