Por: Boris Leonardo Caro (especial para La polémica digital)
Es el año 20 de cualquier siglo futuro. Cuba aún aparece en los mapas. Los ciclones no han diezmado su terrestre silueta –la otra figura, la de la utopía, es menos vulnerable a vientos y olas.
En la página 3 de uno de los diarios nacionales, la presidenta habla en una fábrica. La fotografía es extraña. Los obreros –overol azul y cascos blancos–, se sientan en círculo, junto a la primera ciudadana, que se distingue por su peinado afro y por el vestido celeste. Su único adorno es un collar de cuentas amarillas y doradas. La gobernanta es hija de Oshún.
En la sección de económicas, el ministro de Finanzas se reúne con campesinos de una comunidad serrana. No lo dice el pie de foto, pero sabemos –lo sabe la ciudadanía de ese año 20– que el ministro es homosexual. Pero a nadie le importa. El ministro ha llegado a su posición por una audaz reforma que acabó con añejas incoherencias en el sistema monetario del país. Tiene 37 años. Sobre sus hombros carga a uno de sus hijos.
En la página 16 nos sorprende una foto a cuatro columnas y 256 colores. Es el líder de una banda de rock que ha concluido en la Plaza de la Revolución una gira a lo largo de la isla.
Más abajo, el protagonista de la última teleserie revela detalles de su carrera. Es un actor negro, de unos 50 años. En la historia encarna a un maestro de escuela secundaria –no a un esclavo del siglo XIX, no a un criado del XX, no a un marginado del XXI. Ama, sufre, discute, se lamenta, acaricia, vive.
Casi al cerrar periódico encontramos el testimonio de una joven empresaria holguinera que ha transformado el sector de los restaurantes especializados. Su compañía posee una docena en el país.
En el diario descubrimos algunas imágenes de La Habana. No es una ciudad de neones, sino de prístinos edificios art nouveau y art déco. De barrios limpios, murales coloridos, osados diseños, luz. También encontramos escenas de Santiago de Cuba, de Gibara, de Jagüey Grande, de Artsemisa, de Guane.
Y en la primera plana… ¿Qué pondrían ustedes en la portada del periódico de ese año 20?
La Polémica Digital 
Elaine, gracias por este «guest blogging» que me ha permitido postear sobre algunos temas que tenía hace tiempito en agenda. Desde ya estás invitada a Habana 713.
En la primera plana de ese periódico de ese año 20 cualquiera, estría la fotografía del pelotero Alex Trabas pegando un enorme jonrón decidiendo un campeonato de Grandes Ligas… y un cartel bien grande que diga: Orgullo Nacional
En primera plana pondría un central azucarero eficiente cuyas ganancias benefician a l@s habitantes del batey y devuelven al campo cubano la esperanza.
si en la vida real el salario valiera!
si viajar en avion ya no fuera candela…
jajaja
la primera plana sería el espacio no para las últimas noticias sino para la confrontación colectiva de temas que definen el camino del país, esos que alguien llama la ALTA política, no como válvula de escape para las mil catarsis que terminan en el punto final, sino para el seguimiento de lo que realmente palpita abajo, en lo pequeño, que es, en definitiva, la revolución, con minúscula, como la gente que en realidad la construye…….
En la primera plana habria un llamado con mayusculas que exhorta a todos a participar en el debate que se realizaria en la tarde de uno de los dias del año 20 ¿ El motivo? Aprobar o no nuevas medidas que afecten el camino de esa Cuba habitada por la utopia.
En esa Cuba, que sueño, Alex jugaría en los Industriales. Podría hacerlo en las Mayores, pero en ese año 20 nuestra Serie Nacional sería tan diáfana, tan libre y tendría tanta calidad como cualquier torneo pro.
Alex no ganaría 40 millones en dos años, pero no le importaría, pues en Cuba tendría todo lo necesario para vivir como un ser humano, en todo el ancho sentido de la palabra.
La esperanza sería una palabra en desuso en los campos cubanos, porque ya no habría que asomarse al futuro, a la espera, para reconocer la felicidad.
El salario se correspondería con el esfuerzo de cada cual y viajar sería algo tan normal como tomarse un helado.
En la primera plana no habría llamados, porque no harían falta esas convocatorias desde arriba.
La isla sería un diálogo de punta a punta, no sin contradicciones, sin dudas, sin obstáculos; pero un diálogo de oídos y mentes abiertas.
En la primera plana de ese periódico yo podría, por ejemplo, un abrazo.
Caballero, sencillo… La primera plana sería para el Boris, recibiendo en Estocolmo el primer Nobel Compartido de Literatura y la Paz, y abajo, en grandes letras sin serif, diría escuetamente: ¡SUFRE AZIMOV!
Ño ! Apretaste mi socio ! Vaya, te respondo: en primera plana estarías tú recibiendo en Pulitzer, y abajo un cartel que diga: ¡Sufre Hemingway!
En la primera plana pondría una foto de Elaine Diaz y de Liliam Marrero recibiendo el premio novel de Periodismo Ciudadano y un cartel bien grande que diga…. SUFRE YUNYSYSLEYDYS…!
rogertm…. me sacaste una oportunísima carcajada… mejor seguir soñando y, a la vez, ir haciendo…
@lolitovc pues manos a la obra 😉
En la primera plana ubicaría la noticia de una señora, que enseñándole a la nieta a conocer las estrellas ve llegar un extra terrestre que con mucha alegría les dice que nos visita porque al fin!!!! aprendimos a vivir en paz.
todavía ando buscando cual sería la primera plana (PP), pero tal vez ese diario no tuviese PP porque todos los temas serían igual de relevantes, porque todos los seres humanos serían considerados como iguales… gracias Boris por hacerme soñar.
@Negracubana Bueno, quizás entonces ya no existan periódicos impresos y el concepto de primera plana haya desaparecido. Pero a mí me gustaría una como la que vi hace unos días, donde tu voz de negra bloguera cubana era lo más relevante.
Se parece al sueño de Carlos Alberto Montane:
Cuba 2020
El panorama urbano
Demos un salto en el tiempo. Llegamos a Cuba en el año 2020. Al final de esta charla les contaré cómo fue que arribamos a este punto, pero no demoremos más las primeras imágenes. ¿Qué veremos? Lo primero que nos golpeará la retina son ciudades limpias, pintadas, muy iluminadas, dotadas de unas intensas redes comerciales que anuncian sus productos y servicios. No hay rastros del país cochambroso que se asoma en la película “Habana Suite” dada a conocer en el 2003. La capital de Cuba recuperó su hermosa vitalidad y ha vuelto a ser una de las ciudades más bonitas del planeta. No hay vestigios de aquella Habana semiderruida, sucia y despintada que dejó el castrismo. Lo mismo ha sucedido en el resto de los centros urbanos del país. El suministro de agua y electricidad es suficiente y constante. La telefonía, prácticamente toda inalámbrica, cubre la totalidad del territorio nacional. La televisión ofrece 500 diferentes canales de diversas partes del mundo. Circulan libremente numerosos periódicos y revistas cubanos y extranjeros.
http://www.libertaddigital.com:83/ilustracion_liberal/articulo.php/458