Ajahn Sarayut es un sacerdote budista en Tucson, Arizona. Ajahn no puede cocinar. De acuerdo con la tradición budista, depender del otro es una forma de renuncia. Cocinar para sí mismo es un lujo. Significa que puedes descansar en tus propias capacidades para satisfacer necesidades individuales. Según los budistas, la dependencia frustra el deseo. Pero Ajahn dice que comenzó a cocinar en su pequeño monasterio de Tucson, Arizona, porque no puede alimentar su virtud mientras otros mueren de hambre en la frontera. La frontera es otro país. O es un no-país. La frontera es la zona intermedia en donde se ensayan tecnologías de vigilancia y se pudren bajo el sol los inmigrantes en el desierto. A Ajahn le pregunto que qué más puedo hacer, yo que solo soy un poco periodista y un poco profesora. Y Ajahn me dice que escriba y que le cuente a mi comunidad.
Comunidad es una de las palabras que más se escucha en Tucson. La comunidad impide deportaciones. La comunidad apoya a los activistas que van a juicio por detener un ómnibus repleto de inmigrantes listos para ser procesados como parte de Operación Streamline. La comunidad pone pomos de agua y comida en el desierto. La comunidad cuida a los niños de los indocumentados que deben salir a buscar trabajo. La comunidad, para los que viven en Tucson, es cuestión de supervivencia.
Ajahn no sabe que mi comunidad es Cuba. Y que los inmigrantes de mi país no atraviesan el desierto, sino que piden asilo político a los pies de una garita en la frontera de México o de Canadá, o vienen por el mar. No sabe que, casi siempre, los miembros de mi comunidad tienen acceso a la residencia al año y un día y a la ciudadanía luego de cinco años. Ajahn no conoce que los políticos de mi país quieren que deroguen esa ley que protege a los cubanos y que la califican de «anacrónica» y «asesina» y «retrógrada». Y ciertamente, la ley es un instrumento político que intenta cuantificar el fracaso de la Revolución cubana de acuerdo con la cifra de inmigrantes. Pero nos ha salvado de muchas muertes.
Los políticos de mi país parecen olvidar que las causas de la inmigración casi siempre se encuentran en el espacio vital que corresponde a la isla. La tragedia diaria de sobrevivir con salarios miserables, en un entorno de corrupción generalizada – corrupción que se esconde amablemente tras términos menos duros como «resolver» -, aún con garantías de educación y salud gratuitas y universales, y no la existencia de una ley, es lo que empuja al mar, o a la frontera. La ley, en el caso de Cuba, es un alivio; un alivio que una vez desaparezca convertirá a muchos cubanos en cadáveres deshidratados en el desierto de Sonora, tal como ocurre hoy con los ciudadanos de Guatemala, El Salvador, México, Honduras… Aquellos que logren deslizarse con vida y sean capturados por la patrulla fronteriza enfrentarán cargos de entrada ilegal al país e irán a los juicios masivos que se realizan cada día en las Cortes Federales de Arizona, con cadenas de la cintura a los pies, con las manos esposadas, ante el temor de que «puedan volverse violentos» y serán deportados, no sin antes cumplir sentencias de más de treinta días en prisión.
Pero sucede que a veces es más sencillo apuntar con el dedo al vecino que reconocer las culpas propias. A veces es más sencillo olvidar que en 2014, solo en 2014, casi 18 mil cubanos cruzaron por una garita y no por el desierto. Ese mismo año, miles de latinoamericanos murieron intentando reunirse con su familia, o trabajar en los Estados Unidos. Casi 18 mil fueron también los niños centroamericanos deportados. Tras cada deportado se esconde un posible retorno, que solo culmina, en el mejor de los casos, en otro indocumentado y, en otros, en una víctima de los carteles de droga. Las leyes migratorias de Estados Unidos hacia Cuba cambiarán en algún momento si se restablecen las relaciones diplomáticas. Ya veremos a los mismos políticos que hoy vociferan el necesario fin de la Ley de Ajuste implorar que se respete la dignidad de nuestros inmigrantes o ser cómplices con su silencio de las muertes.
«Community»…es eféctivamente la palabreja más prostituida en norteamerica hoy y ocurre que,casi siempre la escucho en boca de un grupo de individuos salidos del departamento de los menos afortunados,una especie de «todo x 1 dollar» kindda dudes.De esa misma perversa manera se prostituyó el vocablo «pueblo» en ese país de donde vienes (y a donde regresarás, para bien de todos),una masa fusiforme y hedionda con apellidos tan en la antípodas como «heróico»,»insensible»,»viril»,escoria»»hospitalario»internacionalista» y hasta «lumpen».
En cuanto a emigración,solo recordár que hoy somos +50 millones los que apostamos por esa via,la más alta cifra en la historia de la humanidád y que,según «El Iluminado de Biran» es el pago que deben abonar los paises ricos trás tantos años de coloniaje.
Muy bueno este post,se lo recomendaría a Juventúd Rebelde para ser publicado el próximo 4 de Abril.
Ya somos el 23% de la población viviendo fuera de la Isla,no hay una sola familia que pueda llenar todas sus sillas de comedór alrededór de un almuerzo de domingo,siempre habrá alguien ausente.
«The Cuban Adjustment Act», data de los tiempos de Johnson y desde que soy chama he creido que nos há hecho más bien que mal,veremos que ocurre si finalmente inauguran la tan esperada Embajada.
La estrella en la bandera cubana,tiene su punta superiór mirando hacia «el norte»,asi la quisieron los masónes que la diseñaron y asi nos hicieron sabér cuan dependientes del Norte somos como nación,pero los pobrecitos,nunca contaron conque la politica exteriór de la Republica Independiente de La Florida la hicieran cubanos,de esos que lo mismo piden más hambre para Cuba o reparten «bumperstickers» que leen «Yo no soy Marielito» para de aguna manera creár una brecha entre el «exilio histórico» y el «exilio económico».
Ay Cuba!..cuidate de tu propia Cuba!
Un saludo profe.
A ti y a la persona que hizo el único comentario que hasta ahora aparece en este post quizá podría parecer un «disparate» (palabra que no aparece en ninguno de los dos textos) lo que voy a comentar.
Tu «mini cuento», Elaine, me gustó mucho por una razón que no tiene nada que ver con el qué cuentas sino con el «como» lo cuentas. Podría decir que es «buena literatura» gracias a que «el asunto» y «los argumentos» que dan «cuerpo» al relato son -de cierta manera y para quién lea más allá de lo que signifiquen la palabras en su función literal- solo accesorios de los que te vales para tratar el «tema» que parece obsesionarte (lo he percibido en otros post tuyos y son casi como «marca» del estilo de cómo piensas): LA CONFUSIÓN REINANTE EN ESE MUNDO AL QUE INTENTAS ENTENDER. Proponerte «retratar» ese «comportamiento» de cómo actuamos los humanos -¡a mí me parece más preciso llamarnos «sapiens»!-, me siguiere que mejor escritora que periodista, aunque este segundo oficio suponga tener algunas habilidades del primero porque el fabricar noticias es actividad que tiende más a la política que la de producir «ficciones y/o no ficciones literarias -es decir crear esas mercancías a las que se les llama «novelas», «cuentos», «relatos», «ensayos» y, a veces, hasta «poesía»-, aunque también está dentro de «las múltiples y variadas maneras» de hacerla.
Probablemente, tu «primer comentarista» no se percató de lo que he descrito, brevemente y mal, en el párrafo anterior. Y prefirió optar por un discurso «más caldeado de insinuaciones y referencias directas directas» al antiquísimo ya «problema Cuba/USA», alusiones que tu no ignoras pero que las colocas en un «marco referencial» algo más amplio e, incluso, los tejes a los asuntos de «la espiritualidad» gracias a que «el detonante de tu «riflección» parte de valores espirituales que son algo ajenos a la impronta de la «cultura occidental»: el budismo.
La «distorsión» de lo que queremos y deseamos «decir» en lo que escribimos, fenómeno que ha crecido en proporción impensable en aquel «mundo pre-digital» que el advenimiento de «La Realidad Virtual» con que ahora estamos en contacto casi a diario -«las dos realidades», aquella y esta que vivimos «tangiblemente», no ha restado un ápice al valor principal que tiene esta segunda por más que insistan «los medios» en decir lo contrario-, y la posibilidad -bueno, al menos de aquellos que la tienen- de expresar nuestras opiniones y puntos de vista sobre esto y aquello-, es, tal vez, la cuestión más difícil de solucionar en el contexto del «cómo nos comunicamos». Y como mejorando «esa comunicación» -supongo que en eso pensó Ajahn cuanto te dijo que escribas y que le cuentes a tú comunidad cosas de las que «allá» no tienen ni la más puta idea de que ocurren ni del cómo ocurren. El problema es universal y su solución pasa, además de por reducir y/o hacer desaparecer «las desigualdades de todo tipo» -pero hacerlo en orden de prioridad que seguramente cada uno pensara a «su manera»-, ser, además, simplemente «transparente». Diariamente dispones de 86,400 segundos para contribuir a ello. No es mucho, pero es «lo que hay».
No pude con el comentario anterior (del señor Lázaro Buría). Es tan gelatinoso que llega a empalagar. Solo le pregunto: Lo que describe Elaine es cierto o no? Por lo demás, están muy bien hilvandas las ideas y su exposición corresponden a la más cruda realidad, quiéranlo o no aquellos puritanos que se creen salidos de un laboratorio. Bien por Elaine. Saludos,
Armando Yero La O
Bayamo, M.N., Cuba.
«gelatinoso», «empalagar», , «puritanos», «laboratorio», y sobre todo «el no pude» -hablas con jerga de cofradía que la suele usar quien se siente popular y quiere «demostrar»-. Pero te entiendo -al menos es español-.
Pues claro que lo que cuenta Elaine es cierto, real, pasa, ocurre, y dicho en lenguaje de cientifico social, «es una verdad sensorial», aseré -en Bayamo también se usa ese vocativo, ¿verdad?-. ¿Respondida tu pregunta? …bueno, una cosa más, ¿has oído la adivinanza que dice «no todo lo que sucede es lo que parece». Y nunca sabrás qué es realmente, si no te quieres enterar. Pero eso tiene remedio: crecerás. Y aprenderás a remar.
…falta de equilibrio, objetividad..un trabajo que no vale un céntimo. La periodista debería informarse mejor antes de defender una Ley que ha incitado a muchos a imigrar de manera ilegal y miles moriri en la aventura. Mucha falta de sensibilidad..la verdad.
Vladimir, o salvatoretwitter@gmail.com
Quizás por eso el 86 por ciento de los que arriesgan su vida siguen apoyando la ley.
Haz clic para acceder a 2014-fiu-cuba-poll.pdf
¿Y cómo exlpicas los cientos de miles de cubanos que han emigrado i siguen tratando de emigrar a otros países sin Ley de Ajuste?
Como dijo Martí: «Cuando un pueblo emigra, los gobernantes sobran.»
La ley de ajuste ha permitido a miles de cubanos escapar del desastre que el castrofascimo mentiene en Cuba, pero ademas ha permitido a millones de familias en Cuba tener algo en la mesa para comer al dia.
Los responsables de la desbandada no es la Ley de Ajuste, nadie que tenga una vida dignay un proyecto de futuro se arriesga como lo hacen los miles de inmigrantes pobres que llegan o tratan de llegar a EU.
Cualquier extranjero sea latino o estadounidense puede cuestionar esta ley y esta en su derecho hacerlo
Pero y es mi opinion siendo cubano residente en EU yo sentiria rubor y moralmente incapacitado para pedir su derogacion se que no todo el que llega merece pues hay quienes apoyaron y fueron complices de violaciones a DHumanos de nuestros hermanos pero por un joven o una familia que se salve vale la pena.
Cuba esta demostrando ya ahora sin la menor duda que con relaciones o no con EU no hay democracia pues esa es la esencia del regimen y la causa de su supervivencia el control popular por medio del terror
A Vladimir, que califica el post de Elaine de falta de equilibrio y de objetividad yo le pregunto: Que Ley de Ajuste es la que incita a emigrar a los mexicanos de su pais arriesgando su vida a morir en el desierto? Que Ley de Ajuste estimula a los salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, etc, a emigrar a USA cuando no sean las pauperrimas condiciones de vida y/o la violencia que existe en sus sociedades? Obviamente, que la raiz de la emigracion no esta en que exista una Ley o no que los acoja sino el origen esta en la instisfaccion de la gente con la situacion que impera en sus paises ya sea en terminos economicos o sociales y su esperanza de superacion y mejoria para ellos y los familiares que dejan detras.
Soy una víctima rebelde del totalitarismo, pero víctima al fin, con un grado de conciencia que intenta explicarse, criticar y encontrar nuevos aspectos que ayuden a entender, incluido yo mismo, este sistema degradante, sus limitaciones, sus posibilidades de extinción. pero así y todo, soy una víctima, y puedo serlo más aun si actúan sobre mi, con total impunidad y mi completo desamparo.
Digo todo esto porque yo no sé si esa sensación de víctima de un sistema totalitario, es decir, que intenta y muchas veces lo logra , dominar todos los aspectos de tu vida y familia, y que con ello te degrada,, envilece y encanalla , haciendo lo imposible por empobrecer a todo el que pueda en Cuba para volverlo un ser sumiso y profundamente ignorante, mucho más de lo que tradicionalmente fuimos hasta 1959, que no deja que la gente intente cualquier cosa para ejercer su libertad personal y tener derechos reconocidos….es la misma vida que tiene cualquier latinoamericano que intenta atravesar las fronteras de los Estados Unidos y ve con envidia que los cubanos como yo no tienen que huir furtivos y morir en el desierto como ellos.
¿No tienen posibilidades en sus países, en la misma medida y proporción a como le sucede al cubano común? Cuando los extraditan,¿llegan a su país siendo considerados unos enemigos por su propio gobierno, que los vigila y acosa con mayor ahínco que al resto de la masa aplastada? Si tienen los mínimos medios para hacerlo en su propio país, ¿pueden los latinoamericanos leer lo que quieran, comer con infinita variedad, vestirse como gusten, transportarse sin ningún problema, disfrutar sus noches en diversiones diversas, organizarse en partidos, uniones sindicales, asociaciones o clubes de acuerdo a sus particulares intereses sin que el Estado omnipotente le niegue ese derecho?¿Podrán montar un negocio, vender, comprar, exportar, importar, sin que el Estado prepotente les ponga gavelas insalvables para que no lo hagan, y les regule hasta el detalle lo que puede hacer? ¿Viven en una sociedad donde lo que no está rigurosamente prohibido es rigurosamente obligatorio?
De saber sobre todo esto, podría emitir un juicio justo sobre la necesidad o no de la Ley de Ajuste. Como me mantienen oficialmente en la ignorancia, y debo aclararme yo mismo la información real para poder valorarlo con muchísimo trabajo y cortapisas por doquier, hasta ahora creo que los cubanos deben estar protegidos por esa ley.