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Casi nunca comento en los blogs. Y puede parecer una ironía; porque para quien ha vivido cinco años de estudiarlos, seguirles la pista, trazar las redes que deja tras de sí la huella hipertextual en sus columnas de enlaces, que es mucho más que tempera azul; es el amigo no declarado, la lectura secreta, la complicidad grupal o, quizás, es mucho menos; pero en todo caso hay una causa que la anima; no comentar es un acto casi arrogante de paso, utilizo y dejo.

Pero nada de vanidad motiva el silencio; tiene quizás que ver con la dimensión personalísima con que se escriben los relatos, y con ese deseo de compartirlos con unos pocos; porque los blogs que suelo leer se escriben desde la necesidad de desahogo y para unos pocos. Quizás mis comentarios también responden a la misma necesidad.

Ayer comenté en un blog. Una historia tristísima del proceso de disponibilidad laboral. La madre de una joven periodista había perdido su empleo como parte de la reforma que está teniendo lugar, de manera mucho más discreta tras los escándalos iniciales, en Cuba. Una transformación que clasifica en prescindibles e imprescindibles a los seres humanos atendiendo a criterios medianamente racionales pero emocionalmente incomprensibles.

Cuando los amigos entristecen, uno tiende a pasarles la mano por el hombro. Eso no significa que todo vaya a estar bien; de hecho, puede que lo peor esté por llegar; eso solo significa que no están solos. Los blogueros mantienen una suerte de fraternidad que trasciende fronteras espacio-temporales. Y suelen enviar señales que le anuncian su presencia al otro. Los comentarios, a veces, son el vehículo ideal para transmitir esas señales.

Antes de ayer, no literalmente, sino un tiempo atrás, comenté en otro blog. Esta vez era una noticia feliz. Cierta niña de Camagüey volvía a escribir y a mí me daba una alegría y un alivio de otro mundo. Un alivio egoísta por haber llegado a su bitácora cuando bajaba el telón y la alegría de quien está a la espera de una segunda vez.

Dicen que Karina Marrón siempre está pendiente de los posts de otras personas para darles me gusta. Yo le preguntaba, creo que a Rodolfo, cómo tenía tiempo para leer tantos. Y me decían que eso era una suerte de rito de ánimo para que los demás siguieran escribiendo. Nunca antes creí que un me gusta tuviera tanto significado. Intenté hacerlo algunas veces y apenas lo logro. El dicho cuadrito de “me gusta” no está diseñado para conexiones insultantemente lentas.

Lo único que tienen en común todas las historias que comento es que son profundamente desgarradoras; no como lo pueden ser las películas y telenovelas, sino a la manera de quien se deja el alma en el teclado. Porque un bloguero puede darse el lujo de escribir cualquier cosa; pero tiene que creerlo; por eso persigo las historias que deshacen el sentimiento en red, sin temor a posibles fisgones.

Cuando las encuentro, cuando el grito es lo suficientemente fuerte, entonces dejo la huella, las palabras torpes, los monosílabos, los puntos suspensivos infinitos. Todos quieren decir lo mismo. Estoy aquí.

8 Comments

  1. El dichoso cuadrito de «me gusta» es como el compaciente «levanten la mano los que esten de acuerdo!!!»
    El de «deja un comentario» es el debate,la polémica,la daga o la rosa,la espina o la seda.
    Notese que el primero siempre está dispuesto y en primer orden,en cambio el otro,el de los comentarios,se esconde o simplemente es un derecho que se arroga el autor,quien por lo general,prefiere la sordera.
    Fijese profe, se puede «comentar» en Juventud Rebelde pero jamás en Granma.
    En Juventúd Rebelde «escriben» los periodistas,en Granma «dicta» EL periodista.
    Ya le dejé un comentario y además le dejo un salúdo.

  2. Llegue a tu blog porque alguien me dijo que eras como una verde y fresca isla en el oceano de aburrimiento que constituye la blogosfera oficial,pero al igual que Armiene veo que en cuando» se aprieta un minimo»,desaparecen los comentarios y es dificil reconocerte de otros como Iraola y su ojo de vidrio.De todas maneras como eres bonita te prefiero.Un poca de tolerancia y menos miedo.Solo morimos una vez,de todos modos la suerte esta echada.Tiempo mas o tiempo menos las aguas cojen su nivel

  3. Elaine, tu blog se podia leer porque era de los pocos que no practicaba la censura. Habia criticas severas a los desmanes, sobre todo de tipo economico y social que se producen en Cuba todos los dias. Eras un oais dentro de la prensa cubana. Ya no. Es mas, se parece a JR, que solo publica las opiniones favorables y jamas una critica justificada o bien sustentada. Te aconsejo lo cierres si no puedes publicar las opiniones de tus lectores.

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